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Willow - Sauce

Sauce 1ª parte

Sauce 2 ª parte

Sauce 3 ª parte

Sauce 4ª parte

Los sauces atraen a los suicidas y a las personas hastiadas de de la vida. Se dice que Judas se ahorcó en un sauce, y que desde entonces los sauces son huecos. Jesucristo fue azotado con varas de mimbre antes de ser crucificado. Esto le causó tanta tristeza al árbol que dejó colgar sus ramas convirtiéndose así en sauce llorón. El Domingo de Ramos, día en que Jesús entró en Jerusalén antes de su pasión, se sigue celebrando en las iglesias del norte de Europa con ramas de sauce en lugar de palmas.

El lenguaje de las flores confirma este aspecto triste del sauce. «Las personas que llevan hojas de sauce indican que están solas y abandonadas», dice Hätzlerin, monja de Augsburgo. En Gran Bretaña, la colocación de una rama de sauce en el sombrero simboliza el amor no correspondido. Se regalan ramas de sauce como signo del final de un amor.

Edward Bach intuyó las asociaciones aquí descritas al encontrar en las flores del sauce un remedio para las personas solitarias y amargadas que se consideran «víctimas del destino». La esencia Willow ayuda a la persona a librarse de su papel de víctima y a asumir la plena responsabilidad de su propio destino.

Desde el punto de vista médico, el sauce tiene una larga historia. En la Antigüedad se creía que el árbol de la diosa de las brujas, Hékate, era capaz de dañar el semen masculino y de impedir la concepción. El sauce era considerado por los griegos un árbol «frío», un amortiguador del placer. Las decocciones de corteza de sauce bajaban la fiebre y, por consiguiente, se pensaba que también podrían apagar el fuego de la pasión. Las semillas y hojas del sauce se utilizaban en la Edad Media como anafrodisíaco. Para los cristianos, el antiguo árbol de las brujas se convirtió así en el árbol de la pura, casta e inmaculada Virgen María. Aún a principios de la edad moderna el médico herbolario Mattiolus prescribía extractos de hoja de sauce para disminuir la lujuria y la impudicia.

Por otro lado, esta misma diosa, capaz de destruir lavida y la fecundidad, también las puede volver a recuperar. Kuanyin, la diosa asiática de la misericordia, rocía a sus fieles con el néctar de la vida sirviéndose de una rama de sauce y los obsequia con el don de la fertilidad. Antiguamente se acostumbraba acostar a los niños en cunas de madera de sauce.

 

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