El sauce también es el árbol de las brujas. Esta asociación se refleja también en las palabras inglesas wicker (mimbre), wicked (perverso) y witch (bruja). La gran fiesta de las brujas (Walpurgis) tenía lugar a mediados del mes celta de los sauces, entre la luna llena de abril y la luna llena de mayo. Anteriormente esta fiesta había sido la de Beltaine. Un lado oscuro de estas fiestas celtas lo constituían los crueles sacrificios humanos. Los elegidos para el sacrificio eran encerrados en cestas de mimbre, quemados y arrojados al agua, simbolizando así la renovación de la vida mediante el fuego y el agua. El sauce (Saille) representa la quinta letra, la «S» del alfabeto celta de los árboles. El número tiene un importante significado simbólico, es el número de la diosa de las brujas que dirige su reino con un cetro hecho de madera de sauce.
Aún hoy en día la creencia popular campesina asocia la brujería con el sauce. Las leyendas hablan de jóvenes brujas que se esconden por la noche en sauces huecos y después aparecen en forma de gato. La superstición cree que la escarcha y las heladas nocturnas se producen cuando las brujas tocan el rocío con sus varitas de mimbre. Estos espíritus malignos también son capaces de conjurar vientos tormentosos con sus flautas de madera de sauce. Estos seres se vengan de la pretendida injusticia que les ha causado la sociedad anudando ramas de sauce, atrayendo así enfermedades y plagas sobre los hombres y el ganado. Un conjuro del alfabeto de la brujería irlandesa dice así:
Varilla de mimbre, dedo que oye,
con tu fuerza de adivino
obtén la confesión de la boca
de un cadáver podrido.
Desde siempre se ha relacionado al sauce con el luto, la muerte, la separación y la melancolía. El simbolismo se remonta a la Edad de Piedra, cuando los cazadores fabricaban las puntas de sus flechas imitando las hojas lanceoladas del sauce. Con ellas mataban sus presas y enviaban las almas animales de regreso a la diosa Tierra. Los historiadores han encontrado estacas de culto paleolíticas, talladas con troncos de sauce, donde se clavaban las cabezas de los animales abatidos.
En los pueblos germánicos el sauce era el árbol de los muertos y de los fantasmas, y llevar una rama de sauce era considerado un humillante castigo. En la Biblia (salmo 137) se hace mención al sauce como símbolo de la melancolía:
Junto a los canales de Babilonia nos sentábamos
y llorábamos, con nostalgia de Sión,
en los sauces llorones de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
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