Sweet Chestnut - Castaño Común

Castaño Común 1ª parte

Castaño Común 2ª parte

Castaño Común 3 ª parte

 ,¿Por qué Edward Bach habrá escogido las flores del castaño común (Castanea sativa) para remedio de ese estado que podría describirse como «la noche oscura del alma», cuando ya sólo quedan cenizas y se ha perdido totalmente la esperanza? Ese invierno anímico, plagado de amargura y desesperación, es un estado saturnino extraordinariamente negativo.

La mitología clásica refiere que los cielos y la Tierra se sumieron en un estado similar cuando el viejo y huraño Saturno gobernaba el mundo. Para evitar que le fuera arrebatada su omnipotencia, devoraba todos los hijos que daba a luz su esposa Rea. Finalmente, sin embargo, la gran diosa y madre de todas las criaturas logró vencer con astucia a su marido. Al poco tiempo de nacer su hijo más pequeño, Júpiter, le entregó al terrible padre una piedra cosida dentro de una piel de cabra que éste inmediatamente se tragó. El pequeño fue alimentado por una cabra, cuyo cuerno ha quedado inmortalizado en la cornucopia de la abundancia, y creció magníficamente. Pronto le arrebataría al viejo su dominio, obligándole a vomitar y escupir a todos sus hermanos para que pudieran alegrar al mundo con sus múltiples talentos. Con la ayuda del trueno y del rayo, Júpiter expulsó a todos los monstruos y titanes que habían medrado bajo el reinado de Saturno. Acabó con el oscuro caos y restableció el orden cósmico, como protector de la agricultura y viticultura proporciona riqueza y alegría en abundancia a todo el mundo.

Júpiter es, por consiguiente, el principio que puede acabar con la mezquindad y el terror del negativo Saturno. Ahora comprenderemos mejor lo que Bach vio en el castaño, ya que, a excepción del roble, ningún otro árbol tiene una influencia mayor de Júpiter. En toda la zona mediterránea el castaño estaba consagrado a Zeus (Júpiter).

El castaño común es un árbol imponente que alcanza hasta 35 metros de altura. Pertenece a las fagáceas, entre las cuales se cuentan los árboles «fértiles», los robles, las hayas y los castaños comunes. En ellos se pone de manifiesto el principio protector y previsor de este bondadoso planeta. Las grasas castañas no solamente alimentaban al ganado porcino sino que también le servían de alimento al hombre en las épocas de escasez. La harina de bellota se empleaba para hacer pan y, aún en las dos guerras mundiales, se extraía aceite de los hayucos. Sin embargo, los frutos del castaño superan con mucho en calidad, sabor y valor nutritivo a sus hermanos.