Star Of Bethlehem - Leche De Gallina

Se suelen poner azucenas blancas en las coronas de los muertos, y se dice que estas flores crecen en las tumbas de las personas que fueron ejecutadas siendo inocentes. Son consideradas un saludo del «más allá». En muchas regiones católicas, durante las procesiones del Corpus van chicas vestidas de blanco llevando azucenas blancas en la mano. Y Cristo Resucitado lleva una azucena en la boca como símbolo del perdón.

El simbolismo que rodea a la rosa roja y a la azucena blanca, como expresión de la dualidad arquetípica, se remonta a los comienzos de la civilización. A los sabios de Oriente Próximo se les apareció la rosa como reina en el país de las plantas dicotiledóneas, entre las cuales se cuentan en primer lugar las variedades de frutas dulces. Su antagonista era la azucena, reina de las plantas monocotiledóneas, gramíneas, cereales y plantas bulbosas. Ambas categorías se comportan entre sí como el sol y la luna, como la sangre y la leche, como el querer y el pensar, como la tierra y el cielo.

La rosa está marcada sobre todo por la simetría de sus cinco pétalos. Cinco es un número dinámico. Los esotéricos señalan que el hombre encarnado sobre la Tierra también forma una estrella de cinco puntas cuando extiende sus brazos y piernas. Posee cinco dedos en la mano para apresar el mundo material, cinco sentido dirigidos al exterior para comprenderlo y cinco dedos en los pies para andar sobre él. Cinco es el número de los magos y brujos que ponen en movimiento las cosas, es el número de las brujas y de su macho cabrío que simboliza el amor carnal, y para los maniqueos, es el número de los cinco elementos (fuego, aire, luz, agua, tierra) donde habita el espíritu malvado apegado al terruño.

En cambio Star of Bethlehem, como las demás azucenas, está marcada por la simetría del tres y del seis respectivamente. Su flor forma una estrella de seis puntas que, a semejanza de la estrella de Zarathustra (más tarde el sello de Salomón o la estrella de David) constituye dos triángulos superpuestos. El triángulo es la forma geométrica más estable que existe. Es estática y no muestra ningún movimiento. Así el triángulo se pudo convertir en símbolo de la Trinidad. La Trinidad que se funde con su imagen refleja, la creación, se representa como una estrella de seis puntas. En la alquimia, los triángulos que forman el hexagrama simbolizan la armonía perfecta entre los elementos superiores e inferiores, entre las fuerzas ascendentes y descendentes. Y en el hinduismo, la estrella de seis puntas es el símbolo de la unión entre los principios femenino y masculino, entre prakriti (la materia) y purusha (la conciencia), en el ser absoluto, no manifiesto y carente de propiedades.