Hornbeam - Hojaranzo Común

Hornbeam 1ª parte

Hornbeam 2 ª parte

Hornbeam 3 ª parte

Hornbeam 4 ª parte

Las imágenes del Hornbeam nos hablan de energías que se ponen de manifiesto en la cabeza pero que están relacionadas con las reservas de fuerza física-espiritual. Los celtas debieron percibir también este tipo de energía al observar al hojaranzo y al avellano. El nombre latino genérico del hojaranzo o carpe, Carpinus, procede del idioma celta, car (madera) y pin (cabeza), es decir «cabeza de madera». La madera es realmente dura como el hueso y bajo su corteza es blanca como un cráneo. Toda la familia está vinculada a lo relacionado con la cabeza. El nombre de familia corilácea procede del griego korys (casco). La cáscara que cubre la avellana recuerda el casco que se colocan los guerreros en la cabeza. Al avellano, que es el pariente más próximo del hojaranzo, los celtas y germanos le atribuían propiedades fertilizantes. Transmite a los descendientes la energía de sus antepasados. Para que no se secase el río de la herencia, en el solsticio de invierno, se azotaba a las mujeres y a los animales con varitas de avellano. Las nueces, cuyas duras cáscaras recuerdan la forma de un cráneo, eran consideradas también símbolo de la sabiduría concentrada.

Es obvio que esta familia, pero sobre todo el propio hojaranzo, que no agota sus fuerzas en las nueces comestibles, disponga de energías capaces de contrarrestar los síntomas del agotamiento.