Clematis - clemátide

Clemátide 2 ª parte

Sus flores son bastante discretas, a diferencia de las del mímulo o de la impaciencia, que son de variado colorido y más bien ostentosas. De cuatro sépalos poco vistosos, de color blanco verdoso y cubiertos de pelos (carece de pétalos), surgen numerosos estambres y carpelos blanquecinos que dan a cada flor el aspecto de una nubecilla. Estas cabecitas radiales se agrupan formando inflorescencias umbela-das que salen de las axilas de las hojas vegetativas superiores. Todo el conjunto es delicado, romántico. Un suave aroma, que recuerda al del espino albar, atrae a los insectos para la fecundación. Cuando las diminutas nueces maduran, los estilos adquieren una coloración blanco plateada. Las inflorescencias se convierten en ramilletes plumosos y lanosos por lo que popularmente la planta también es denominada «barba de anciano». Durante el invierno las semillas permanecen en la planta madre hasta que los tormentosos vientos primaverales las liberan de los desnudos tallos y las arrojan al entorno.

Las flores son formaciones de simetría radial de aspecto bastante inocente, donde no se sospecharía una influencia «animal» astral. Lo animal, sin embargo, se ha trasladado a las hojas y al tallo. La planta crece como una serpiente enroscándose en las ramas de los demás habitantes del bosque. Los pedículos, incluidos los de las hojas pinnadas, son capaces de sujetarse allí donde encuentren suficiente firmeza.

La clemátide es una de las 1200 especies que integran la familia de las ranunculáceas. Esta familia es extraordinariamente creativa y fantasiosa. Al igual que un artista en busca de su estilo, ha probado prácticamente todas las formas de hojas, flores y colores. Esta variedad parece haber surgido en una oleada de desbordante imaginación: el casco azul del acónito, las flores azules y espinosas de la pajarilla, el amarillo azufre del botón de oro, los variadísimos colores de las peonias, las delicadas anémonas blancas y muchas otras. Las formas de sus hojas también son variadas: aparte de las formas predominantes «de pata de gallo» existen numerosas otras variedades que van desde las carnosas hojas en forma de corazón de las caltas hasta las hojas alargadas del ranúnculo acuático. En ocasiones, como ocurre en el diente de león, durante la metamorfosis de crecimiento aparecen en una misma planta todas las formas posibles de hoja, desde las redondas hasta las plumosas.

Durante la época de floración también se puede observar la plasticidad de esta familia. La clemátide florece desde finales de junio hasta comienzos de septiembre, mientras que otras especies florecen desde principios de la primavera hasta finales del otoño.

Las ranunculáceas son plantas herbáceas que requieren aire fresco y mucha humedad, su nombre en latín ranunculaceae (como ranita) hace referencia a esta necesidad. No temen al frío, eléboro negro (rosa de Navidad) y eranthis hiemalis florecen incluso cuando hay nieve. La clemátide, no obstante, constituye una excepción en este sentido. Es la única de la familia que se propaga hasta los trópicos y se adapta al calor. Debido a sus ansias de luz y altura se la podría llamar la idealista entre los ranúnculos.