Achicoria

Achicoria 1ª parte

Achicoria 3ª parte

La achicoria siempre está dirigida hacia el Sol aun cuando tal vez con ello sufra, pero se consuela pensando que está haciendo lo correcto.

Los herbolarios astrológicos reconocieron en la achicoria los signos de Júpiter y de Saturno. Debido a la forma de diente de león de sus hojas, y su raíz pivotante llena de jugo lechoso, antaño se pensaba que era un diente de león (planta de Júpiter por excelencia) transformado, y en realidad el diente de león pertenece a la misma subfamilia de las chicoriáceas.

Culpeper escribe:

Chicory mueve los humores flemáticos, elimina los bloqueos del hígado (órgano de Júpiter), de la vesícula biliar y del bazo (órgano de Saturno).

Una infusión de esta hierba es realmente un remedio inigualable para aliviar los trastornos hepáticos. En homeopatía, Cichorium está indicada para purificar el hígado, el bazo y la sangre, y en la espagírica (rama de la medicina surgida de la alquimia) los preparados de Cichorium también son considerados remedios eficaces contra las dolencias del hígado, bazo y estómago, y para eliminar los cálculos biliares.

Sin embargo, la influencia de Saturno sobre esta planta es más fuerte que la de Júpiter. El planeta se manifiesta en la flor azul, en los tallos secos cuyo verde posee un ligero tinte grisáceo y en el sabor amargo de sus raíces y hojas. Es posible percibir este sabor amargo en el sucedáneo del café que se elabora a partir de las raíces de achicoria tostadas. La achicoria que se emplea para las ensaladas, y que no es otra cosa que la yema principal en fase invernal, carece de este sabor amargo debido a que se la ha privado de la luz. Las jóvenes hojas blancas permanecen en un delicado estado «lunático» y aún no han podido desarrollar sus características saturninas.

En su aspecto negativo, Saturno se manifiesta en el alma humana en forma de dureza de corazón, falta de amor, despotismo y egoísmo. Este aspecto también fue advertido por la imaginación popular. En las regiones católicas se la llamaba «flor de los pobres pecadores». No se la veía como a la doncella a la espera de su amor sino como a una prostituta egoísta que negó un trago de agua a Jesucristo cuando éste, cansado y sediento, pasó por su lado. Como castigo debe permanecer ahora en la vera del camino en forma de achicoria hasta su redención el día del Juicio Final.